
domingo, 24 de julio de 2011
Dios ha escrito en mí vida

Dios ha escrito en mi vida y ¿que ha escrito? Ha escrito su amor, su palabra, ha escrito una vocación, eso a lo que estoy llamada, ha escrito su pasión, su deseo para mí, deseo que me inunda, deseo que me mueve, deseo que sin saber porque, ni como, me despierta cada día y me da nuevas energías. Sí, Dios ha escrito en mi vida su deseo, eso que él quiere de mí, eso que me compromete, me lleva y me saca hasta de lo que yo misma quiero, porque es más grande que yo. Ese deseo de Dios a tientas yo sin darme cuenta voy cumpliendo, a veces ni lo conozco bien, no se dé que se trata, pero de alguna manera Dios me va llevando a cumplirlo. El deseo de Dios para mí me da plenitud, me sostiene, me da fuerzas para seguir, es ese “no temas” que me ayuda a caminar segura en medio de la tormenta.
Dios ha escrito en mi vida su promesa esa que me dice “ yo estaré contigo todos los días hasta el fin de la historia” y esa promesa sin yo saberlo y a veces sin ser consciente de ella es lo que me lleva a superarme, a reír después de llorar, a caminar después de estar postrada, a vivir después de estar muerta, a ser libre después de estar encadenada, a encontrar el camino después de haber estado perdida, a ser plena después de la frustración, a pedir perdón después de haber ofendido, a tener buenos pensamientos después de haber llenado mi mente de los malos.
Dios ha escrito en mi vida, una razón para darme, un trabajo que hacer, un compromiso que asumir, un abrazo que dar, una mano que estrechar, un amor que demostrar… y tantas cosas Dios ha escrito en mi vida que sólo necesito su espíritu para poder leerlas.
viernes, 20 de mayo de 2011
Cunado se acaban mis fuerzas
Cuando se acaban mis fuerzas, paso por la noche oscura, ya no me siento segura, y camino tras las rejas.
Paso por momentos duros, cuando se acaban mis fuerzas, y dan vueltas en mi cabeza, pensamientos del futuro.
Cuando se acaban mis fuerzas, caminando por la calle, miro la gente mirarme, sin saber lo que se gesta, lo que siento muy adentro, lo que mi alma no revela.
Cuando se acaban mis fuerzas, busco ayuda y no la encuentro, los amigos ya me dejan y su tiempo ya no es mío.
cuando se acaban mis fuerzas, empieza a hablar el silencio, y da gritos y no entiendo su lenguaje tan oculto.
cuando se acaban mis fuerzas, me frenan malas noticias, y un nudo aprieta mi vida y no me deja estar quieta.
cuando se acaban, cuando se acaban, cuando se acaban mis fuerzas, busco a ver si alguien me escucha, siento que alguien está cerca, pero se queda callado y me deja sufrir sóla.
Más cuando se acaban mis fuerzas, la palabra de un aliento, una voz dice "te quiero", una voz secreta, oculta, una voz dice "no temas, ya no temas, te sostengo" una vos dice "te basta mi gracia y tendras mi fuerza" una voz dice "me quieres" y está cerca dando aliento.
Cuando se acaban mis fuerzas, los que creía cercanos, se convierten en lejanos y solamente Dios queda. Cuando se acaban mis fuerzas, el que decía "te amo" ahora pasa a otro plano diciendo "fue sólo ilusión,ya todo se está pasando pues ya todo ha terminado" y me queda sólo Dios
Cuando se acaban mis fuerzas, tengo a mi lado a mi madre, la que dice "hagan lo que él les mande", ella que lleva a su hijo, mis ruegos y mis lágrimas, mis fracasos, mi esperanza, mi sueño y lo que se alcanza, buscando en Dios el camino.
Cuando se acaban mis fuerzas, una mano me levanta y una voz vuelve a llamarme, como en aquel principio, "quédate sin casarte para quedarte conmigo" y esa mano protectora me envuelve y me da nuevas fuerzas, ¿dónde están los que no quedan? sólo Dios está conmigo. Sólo dios está conmigo, Sólo Dios está conmigo......
lunes, 16 de mayo de 2011
Sor Laidys A. Peguero R. HCCS
www.radioluzimpacto.com
En un campo lejano había un Señor que tenía dones especiales y todos acudían a él para buscar consejo. Conversando con el hombre sentían paz y se disponían a lograr cambios en sus vidas. En ese mismo lugar había un joven solitario, que casi no salía ni hablaba con nadie, su deseo era llegar a ver a Dios cara a cara; había oído hablar de aquel hombre sabio y un día tomo algunas cosas en un bolso, decidió ir donde el sabio, con la intención de que él le dijera como se puede ver a Dios cara a cara.
Mientras caminaba hacia la casa del sabio se encontró con un niño que estaba jugando con una cometa, pero se le había quedado atrapada en un árbol, El joven sintió la necesidad de ayudarlo pero se dijo “mi objetivo es llegar a donde el sabio, para ver a Dios cara a cara” Más adelante se encontró con una señora, a quien un perro desconocido le ladraba, ella se veía aterrada, en efecto, pues le tenía pánico a los perros; el joven murmuró en silencio: “!como se nota que es mujer, todos saben que perro que ladra no muerde!” cuando estaba para llegar a la casa del sabio, se encontró con un mendigo que pedía algo para comer, al joven sin fijarse mucho en él, le paso por la mente, darle el pan que le quedaba, pero se dijo “no, mejor lo guardo, por cualquier necesidad que se me presente. Luego de caminar un poco llego a la casa de aquel hombre. Entro y vio como era el lugar, el hombre sabio tenía en su casa recuerdos que le dejaban las gentes que se sentían ayudadas por él, el lugar era impresionante, después de un momento el hombre sabio se le acerco, sin mediar palabras y sin saludarlo, el joven le dijo: ¿sabe usted cómo puedo ver a Dios cara a cara? Es mi deseo… el hombre sabio le respondió, “Dios está en todas partes, en el aire que respiramos, en lo que decimos, en lo que callamos, en las personas, en las cosas” el joven le dijo: “eso ya lo sé, pero yo quiero verle cara a cara” y el hombre le dijo: “Dios estuvo cara a cara contigo en este día, en tu viaje hasta aquí, desde que partiste con la idea de verlo, él no se hizo esperar, te sonrió en la belleza del camino y te invito a contemplarle, y así en todo lo que hiciste” “yo no recuerdo haberlo visto, dijo el joven, extrañado” el hombre le dijo vuelve has tu recorrido, pero esta vez pon atención a la cara de Dios. Fue así como el joven, de regreso se encontró cara a cara con Dios, esta vez abrió los ojos del corazón y no solo logro verlo, sino que pudo sentirlo en cada cosa y en cada persona. Y tu ¿has visto a Dios cara a cara?